-¿Adónde vamos? - pregunta inquieta...
-A la camanicomio del vagón – contesto impávido...
-A la camanicomio del vagón – contesto impávido...
Le vende los ojos por que no me gusta que miren, no soporto las pupilas suplicantes de la gente y mucho menos las de aparente frialdad; le ate las manos por que no me gusta que toquen, odio el egoísmo con que arrebatamos las cosas; le lacé los pies por precaución, no quería golpes bajos; la amordacé para no escucharla, me desconcentra el parloteo; la tendí sobre la cama, temblorosa, húmeda...
Pero cuando empezamos a movernos, todos mis criterios se desenredaron, se rompieron amarras y volaron vendas. Gocé la mirada perdida, las caricias rasguños corriendo desde los hombros hasta las nalgas, los pies anudados con mis muslos, la voz jadeante embrujándome con su poesía...
Pero cuando empezamos a movernos, todos mis criterios se desenredaron, se rompieron amarras y volaron vendas. Gocé la mirada perdida, las caricias rasguños corriendo desde los hombros hasta las nalgas, los pies anudados con mis muslos, la voz jadeante embrujándome con su poesía...
Inflamadorate Diciembre 2005