Esta enfermedad que nos acosa, que mantiene nuestras casas en un estado prolongado de agonía, me contagia un sueño pesado y húmedo, donde cicatrices pasadas se pasean altaneras sobre la piel mortecina, una jauría de ninfas erráticas va y viene a su antojo, meneándolo todo, fornicando a placer en cada rincón, llenando el aire con los aromas de su lujuria, generando un bullicio estruendoso que me sumerge cada vez con mayor profundidad, en ese letargo pesado y húmedo donde pierdo paso a paso los sentidos, transformando al mundo en un lugar donde no existe la razón...
Texto e Imagenes: Inflamadorate Mayo 2005
4 comentarios:
Mauricio te hablo desde el exilio. Me produce profunda melacolia que hables de los edificios y nuestras casas enfermas, y aun preferiria mil veces estar ahi que vivir la larga nostalgia de no estar...
Saludos y felicidades!!!!
f
Fabiola, gracias por leerme desde el exilio, yo he vivido muchas veces fuera de aquí, pero aun así, cuando la vida me trae de vuelta, me sigo sintiendo exiliado...
La ciudad me hace sentir huérfano, no lo se, tal vez todo este en mi cabeza...
Saludos...
el exilio lo creamos nosotros mismo con el ir y venir de los dias... solo q a veces no disfrutamos o valoramos todo quello que nos rodeo y nos gusta de nuestro entorno... al estra fuera lo extrañamos...y al estar ahi no lo disfrutamos lo suficiente
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