lunes, marzo 21, 2005

Mujer...

Mujer, eres la pluma desprendida de una gaviota, escribes con terracotas tu historia en mis hojas. Tu libro soy, por tus manos habré de ser colmado, unas veces con firme letra de molde, otras, con manuscritos garabatos deformes; algunas veces de colorada tierra será la tinta, otras, de sangre fresca salida. Pero el origen y la forma en verdad no importan, son las que valen tus palabras, calidas o frías, perecederas o inmortales, endebles o robustas, y ellas, solo ellas darán al final el sentido anhelado a mis días, a mis noches...






Texto: Inflamadorate una noche del 2004

1 comentario:

Julieta dijo...

La sangre fresca hace que pierda el toque, pero como dices, el origen y la forma no importan para nada.
No creo en palabras perecederas ni robustas, creo en palabras grabadas y marginadas...
Palabras saladas.
Deseadas.
Sudoradas...