Soy tres letras en el registro civil, una tarjeta de presentación, los anuarios de algunas escuelas, el padrón electoral, un par de bancos, un pasaporte de Relaciones Exteriores, un centro comercial de membresía, un par de fronteras, y algunos sitios más que de seguro olvido. Casi siempre acompaña a esas letras una fotografía que poco se parece a mí, pero en estos días se ha vuelto necesaria por la desbordante paranoia...
Algunas veces soy mas frió y me represento con una clave en Hacienda, la Nación y el Seguro Social, en donde no es necesario tener cara, tan solo debes ser productivo...
Por fortuna no aparezco en una lista de muertos en un holocausto o en la de personas desaparecidas en una dictadura; no soy el ente anónimo de unas cifras de desnutrición y enfermedad o uno más que aborda el destino en un bus bomba, y aunque soy de vena gitana, por lo pronto no vago en busca de hogar...
He sido mil cuatrocientas cuarenta noches de lujuria enferma explorando confines cutáneos en una sola localidad o mil ochocientas desvariando incógnito en latitudes distintas...
He sido letras en cartas extraviadas y en brillantes monitores. He estado muchas veces tras la cámara tratando de capturar las cosas que me conmueven o encabronan, y frente a ella solo pocas, las necesarias...
Pero a pesar de ser tanto siento que soy nada, porque me falta aquella silueta que se vislumbra coqueta a través del vano, donde mi ser desea ser digitalizado para recordarse en cada poro durante las noches que no viviré...
Algunas veces soy mas frió y me represento con una clave en Hacienda, la Nación y el Seguro Social, en donde no es necesario tener cara, tan solo debes ser productivo...
Por fortuna no aparezco en una lista de muertos en un holocausto o en la de personas desaparecidas en una dictadura; no soy el ente anónimo de unas cifras de desnutrición y enfermedad o uno más que aborda el destino en un bus bomba, y aunque soy de vena gitana, por lo pronto no vago en busca de hogar...
He sido mil cuatrocientas cuarenta noches de lujuria enferma explorando confines cutáneos en una sola localidad o mil ochocientas desvariando incógnito en latitudes distintas...
He sido letras en cartas extraviadas y en brillantes monitores. He estado muchas veces tras la cámara tratando de capturar las cosas que me conmueven o encabronan, y frente a ella solo pocas, las necesarias...
Pero a pesar de ser tanto siento que soy nada, porque me falta aquella silueta que se vislumbra coqueta a través del vano, donde mi ser desea ser digitalizado para recordarse en cada poro durante las noches que no viviré...
Inflamadorate Diciembre 2005
6 comentarios:
Tambien eres el nombre que faltaba en la línea de mi mano, donde la fortuna te tiende esos resquicios de fe y buenaventura, eres las tres letras que de pronto pude interpretar en el arroyuelo izquierdo... por lo demas, Eres el recuerdo que me saca sobnrisitas de color rosa y yo...
Afortunada Elizabeth. n_n
ni modo amigo, somos números para los que no nos conocen, pero afortunadamente no lo somos para los que sí.
Lo importante es seguir siendo nosotros y llegar al vano.
Puedo decirte que eres algo mas que un de los miles de numeros que pasean por las calles, uno de tantos que no se siente diferentes pero lo son...
uno de muchos que no encuentran un camino seguro por donde seguir...
cuando aveces quisieramos no existir.
Lizie, sin lugar a dudas es una fortuna compartida, tratado que se firmo hace ya tiempo y que se fue completando poco a poco hasta el momento en que se leyó...
Afortunado Mauricio...
Así es camarada Stultorum, llegar al vano, traspasarlo viendo su profundidad y llegar al otro lado...
Saludos...
Si pudiera dejar aquí grabada una ovación que explotara en tus oidos al abrir la página.. gustosa lo haría.. me dejaste muda de los escalofrios.. uno es tantas cosas sin ser nada.. y siendo nada, en compañia de ciertas personas... lo somos todo, bravisimo, me encanto, un abrazo!
aLe*!!
Ale, atrapaste un eco y en los caracteres guardaste, a mis oídos llego el frenesí de tus palabras, gracias...
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