No existe nada más efímero que la vida de la palabra, siempre muere en el mismo instante en que por una voz nace pronunciada.
Justamente ahora que lees sucede, vas matando las palabras con tu voz…
Es triste, demasiado triste, esta brevedad de vida que no distingue origen, no distingue idea, no distingue emoción…
Pero es bastante la ambición de la palabra y siembra delante de ella una palabra nueva que tendrá irremediablemente la misma suerte, repitiéndose el ciclo sucesivamente hasta que en algún momento llegue el silencio y termine tanta ambigüedad...
Posdata:
La palabra escrita es la momificación de su cadáver…
Texto: Inflamadorate una noche del 2003 y una noche del 2005
2 comentarios:
Sòlo quien conoce sus entrañas, se sabe libre de pintar con tinta sus desvaríos y sus sueños.
Solo así nos es posible, sin saber si con ese conocimiento se paga un precio demasiado alto...
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