Acerca del fin...

Sufro del frío mortal,
que ronda infame la tierra,
los ángeles han guardado silencio,
a parado el batir de sus alas,
en sus ojos se vislumbra un pequeño destello,
de arrepentimiento y de gozo,
de duda y de asombro.

Me encuentro solitario de nacimiento,
confundido al extremo,
he despertado de una pesadilla real,
me envuelve la capa de la aurora
convertida en noche perpetua
que absorbió incluso las estrellas,
el cielo no sonríe mas,
el sol cerro sus ojos para siempre.
Mis pies se aferran al piso
cubierto de una alfombra blanca
manchada de sangre por completo,
como si fuese esta el hilo de su tejido,
sobre el suelo se encuentran tendidos
millones de cuerpos desgarrados,
mas allá del horizonte de mi vista,
en todas direcciones,
sobre mares y montañas,
sobre pastos y arenas,
en ciudades y campos,
en casas y calles,
hasta el fondo
del abismo de lo imaginable.
Descubrí que una hoz
pintada de rojo intenso
reposaba en mis manos,
mis puños la abrazaban,
entonces vislumbre
mi momento olvidado de locura,
donde como huracán
creí recorrer el mundo matando;
nunca pense que fuera yo el holocausto.

Paso la cuchilla por mi cuello.

Entonces, cuando caigo lentamente
hacia los cuerpos,
con mi último aliento,
vi que los rostros me miraban
desfigurados por la ira,
y cada uno de ellos
poseía en su mano,
una hoz pintada de rojo intenso.




Inflamadorate
Texto: Una noche de finales de 1999
Imagen: Marzo 2005