Expedición...

Buscándote encontré tantas cosas que olvide la razón por la cual partí aquella noche. Podría decir: "perdí la pista y me extravié convulsionado..."

Se que no suena alentador, es mas, parece una gran desdicha, un descuido idiota. Pero entre tanta angustia cotidiana, tanta prisa frenética; los ojos se nublan, el cuerpo marea, el vomito asoma y es necesario buscar algún bramadero del cual asirse...

Algunas veces me sostuve de un cuerpo, playa salvadora alimentándome con frutas prohibidas que en un ardid cruel se cobra su cuota con trozos de alma...

Otras veces me amarré al callejón de una ciudad extraña, frazada casual abrazándome con muros ajenos que en una treta bendita me cura las heridas...

Esta vez, caminando sobre inocua calma, me encontré de pronto envuelto en el cadáver de un vetusto espacio. Saturado de incoherencia, subí, bajé, toqué, observé, manipulé las perspectivas, abusé de su aire, devoré su doctrina, me tumbé en su verde alfombra con el estomago lleno para descansar la gula...

Entonces sucedió, entraste con la ráfaga fría del atardecer...

Tres cucharadas de nada y una pizca de me importa un pito dentro de un cáliz de orgasmo, baba y sudor; revueltas con la punta ensangrentada de una ballesta clavada con anterioridad en el útero engañado por un condón. Escondido bajo la cobija muro de piedra de un sitio momificado negándose a la desintegración, tu recuerdo inundó mi pecho y provocó espasmos en mi respiración. ¿Será que moriré sepultado por el peso de sesenta y cinco kilos de hazañas abandonadas dentro de un cajón? ¿O solo vagaré los días faltantes para mi ocaso sobre una cuerda floja sometida a tensión...?

Inflamadorate Enero 2006