sábado, enero 21, 2006

Quizá...


Quizá si se miran el tiempo suficiente podrán grabarse profundo en sus recuerdos...





Terminan de cenar y sus ojos encendidos se persiguen. Un par de tenedores tendidos sobre el plato invadido por moronas, un poco de queso pegado en las paredes de porcelana de un bowl rojo, vestigios de un pretexto para comenzar la velada juntos dentro de un cuarto lleno de clichés...

Las copas de vino vacías solicitan la presencia de una nueva botella, la llaman y del librero salta, camina y llega obediente, se destapa y se sirve generosa. Las copas chocan gordas en un brindis alterado, abrumado por la estela de sus predecesores; se descansan en la mesa los tragos e inicia un ligero ajetreo al irse recogiendo las cosas...

Sentada en la silla colgante, ella saca un pintalabios para retocarse, imprime la huella de sus labios en el borde de la copa, se descuida y el pintalabios cae al suelo en espiral. Ambos se apresuran torpes a recogerlo y colapsan, golpean la mesa tirándolo todo...

Ríen, el en cuclillas, ella inclinada hacia abajo con la falda corrida dejando franca la vista de sus piernas. Se clavan las miradas entre si y se apaga la risa. Una mano velluda asalta la rodilla, cierra y adquiere su forma, brinca al muslo y va abriéndose mientras camina rumbo a la cadera. Ella muda, quieta, admira el contraste de esta nueva caricia respecto a las antes recibidas, caricias por compromiso, sin corazón. Se asusta ante lo desconocido, se agobia, tiembla...

La mano se hunde en la falda, aprieta la cadera, con agilidad gira hacia la parte interna de los muslos para quedar frente a la vulva que pestañea inquieta, los dedos se ahorcan con la tanga, pellizcan y esconden su punta con calma, se empapan. Ella se somete al fin, se acerca a él, toma su barbilla y muerde, lame...

No tienen tiempo para servirse de radiólogos, sicólogos y zurcidores, cada quien camina su senda, aquel par de veredas distantes donde esta prohibido tirar cascajo y muertitos, solo tienen este pequeño cruce para estar, así que se anestesian con un beso, se matan y se abandonan...





Inflamadorate Enero 2006

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5 comentarios:

Unknown dijo...

ese encuentro en que dos se convierten en uno
una mano,
un impulso
un sentido
vertido entre muslos
...

¡Besos Mau!

Trasnochados,¡Por supuesto!

Nidesca dijo...

comienzo la mañana leyéndote y ya tiene sabor a intensidad.

saludos.

Inflamadorate dijo...

Piel perversa trasnochadora., besos de inflamdotrabajador...




Nika, espero que te contagie y que tengas un domingo intenso...

Ponto García dijo...

¡Imaginé casi un relato entero a partir del suyo! Lo que quiere decir que el suyo me gustó.


Aunque la sumisión me pareció demasiado. La palabra nada más. Comentario vano, el mío. Idéntico resultado.

Saludos!

Inflamadorate dijo...

Vaya honor camarada Ponto esa invitación a la imaginación que ha producido el texto...

Saludos...